Las vacaciones están para descansar, pero no para no hacer nada. Por tanto, son un buen momento para que los hijos empiecen a ayudar en casa, para fomentar el hábito de la lectura, para hacerles sentir que por un día mandan ellos, para asistir a conciertos de música y hacer un montón de cosas distintas en familia aprovechando nuestro tiempo libre.
Decálogo de verano para familias con niños
1. Disfrutar en familia. El curso ha sido muy cansado y nos merecemos unas vacaciones. Para que se note que realmente estamos en esta fase de vacaciones, es fundamental marcar diferencias respecto a la etapa escolar. Puede ser cambiando el lugar de residencia, o mostrándonos más flexibles con los horarios, y buscando planes para estar juntos. Porque no se trata de "gastar en familia". No debemos olvidar que los planes que más gustan a los niños son, precisamente, los más sencillos.
2. Dejar momentos para "no hacer nada". Con los difíciles equilibrios entre la vida familiar y laboral, durante el curso todo está programado.
3. Localizar los planes más divertidos para todos. Exige un pequeño esfuerzo por nuestra parte, pero gracias a Internet no nos costará mucho bucear en la oferta de ocio que tenemos alrededor.
4. Preparar bien los planes "de mayores". Que tengamos niños pequeños no significa que todos los planes tengan que ser de niños. Es un buen momento para introducirles en actividades de mayores de nuestra mano, por ejemplo, visitar un museo. Pero para que tengamos éxito en nuestra empresa, tendremos que preparar el recorrido con antelación, quizá plantear algún tipo de juego, como una pequeña búsqueda del tesoro a través de los cuadros expuestos.
5. Potenciar la autonomía. A veces no nos da tiempo a dejar que aprendan a llevar a cabo las pequeñas tareas domésticas que les corresponden por edad. El verano, donde no todo tiene que estar perfecto y a su hora, es un buen momento para dejarles experimentar. Ellos lo van a considerar un entretenimiento porque, con nuestro ejemplo, siempre están deseando ayudar.
6. Escucharles. Dejar que nos hablen sin parar, que no respondan a nada en concreto sino que den rienda suelta a lo que pasa por sus cabezas.
7. Entrar en su "maravilloso mundo interior". Los padres tenemos que hacer el esfuerzo de conocer ese mundo en el que se desarrolla la imaginación de nuestros hijos. No se trata de jugar con ellos a princesas o a superhéroes, sino de hablar con ellos de princesas o superhéroes.
8. Evitar los días muy largos. El paso del tiempo es uno de los conceptos que más cuesta a los niños. No entienden la distribución de las horas. Sin embargo, si organizamos las actividades por bloques a lo largo del día, ellos sabrán que tienen que esperar para que llegue el momento que desean.
9. Huir de las tecnologías. Una buena desintoxicación suele ser sencilla en el verano porque los lugares de vacaciones no suelen disponer de las redes que tenemos en casa. Si les regalamos libros y comics apetecibles, cuadernos de pintar y pinturas, estarán encantados.
10. Redescubrir la familia. El matrimonio tiene la oportunidad de sentarse y disfrutar del regalo de la familia, valorar, uno a uno, con tiempo, a cada uno de los hijos, pararse a pensar en su suerte.
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